El olvido que seremos

El olvido que seremos
Héctor Abad Faciolince
Editorial Plantea /AE&I
Bogotá, 2010.
pp. 274


El autor escribe el texto veinte años después del asesinato de su padre, el médico Héctor Abad Gómez (1921-1987), a manos de los paramilitares en la Colombia de los ochenta, más específicamente en la Medellín de esos años, cuando la tasa de asesinatos llegó a ser de 390 por cien mil habitantes.

Al contar la historia de su padre, de su relación con él, también narra la de su familia y la de su país en los tiempos que ocurre el asesinato. El acercamiento a la figura de su padre, lo hace con un gran respeto, admiración, pero sobre todo amor.

El texto es un homenaje a su padre, al que presenta como un hombre bueno, sin interés por el dinero y siempre solidario con los demás. Un jefe de familia cercano a sus hijos y a su esposa Cecilia, que termina por convertirse en la más importante proveedora de la casa.

El Dr. Abad Gómez atiende a sus pacientes y da clases en la universidad. De esta se jubila en 1982, tiene 61 años, y a partir de entonces se dedica tiempo completo a la defensa de los derechos humanos. Los paramilitares, ligados a sectores del empresariado y del gobierno, lo asesinan el 25 de agosto de 1987.

El texto describe la vida familiar, que hace con un gran cariño. La narración de la enfermedad y muerte de su hermana Marta, a los 16 años, es conmovedora. El papel de Emma, la señora que trabaja en casa. En el acercamiento a su familia, a la historia de él y sus hermanos, da cuenta de otras muchas familias.

La fuerza de la obra está en su radical sencillez; el amor de un hijo por su padre, de los padres por sus hijos y de los miembros de la familia entre sí. El tema era difícil de abordar y la posibilidad de caer en los lugares comunes y en el sentimentalismo estaba a la puerta. El autor sortea muy bien los peligros que estaban presentes.

El texto es un canto a la vida, al goce de las pequeñas cosas que le den forma, pero también se adentra al dolor, la intolerancia, la irracionalidad, los prejuicios, la estupidez y al dolor inmenso, a la incomprensión, de la muerte de los inocentes.

Al contar la historia de su familia, el autor, narra también la de otras muchas que en la Colombia de los ochenta y noventa, perdieron a seres queridos a manos de la guerrilla o los paramiliatres. Al dar cara al asesinado y a los asesinos, da rostro a todas las víctimas, que también tienen historia.

El comentario del escritor español Javier Cercas sitúa bien lo que uno siente ante la lectura de Abad Faciolince: «un libro tremendo y necesario, de un coraje y una honestidad arrasadores. Por momentos me he preguntado cómo ha tenido la valentía de escribirlo».

Nota: La edición original es de octubre de 2006 y esta, de marzo de 2010, es la 24.

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